Mariposas:
Cada día hay más personas que creemos que podemos cambiar el mundo a través de la oportunidad que nos ha dado la vida de ser madres y padres. Los veo, nos veo; convencidos y convencidas de que tenemos la llave para un futuro diferente. Este tipo de padres y madres, pensamos y concebimos la vida de una forma que, para muchos, parece abstracta, filosófica y teórica.
A este tipo de padres, nos vale si ustedes, nuestras hijos e hijas, se quedan sentadas en la mesa más de quince minutos, si se comportan tal como lo espera la sociedad, si saben leer, sumar y restar a los cuatro años, si siguen instrucciones sin cuestionar ni una sílaba de lo que diga un -cualquier- adulto. ¡Como si los adultos fuéramos merecedores de esa confianza infinita!
Estos padres y madres, estamos en otra, Mariposas. Nos sale de adentro cultivar almas, corazones y mentes. Estamos dedicados a inspirar más que a educar, a generar consciencia en lugar de adoctrinar. Nos matamos por que se saquen las mejores notas en inteligencia emocional, dejamos todo en la cancha para que se conviertan en seres humanos justos, compasivos, bondadosos, resilientes y amorosos; personas conectadas con el mundo a su alrededor, pero sobre todo, con sí mismas.
Y si bien, esto me llena de esperanza, cada tanto, me genera ansiedad. Yo diría que lo más difícil de ser padres y madres es chocarnos con esa pared que nos permite, finalmente, darnos cuenta de que somos nosotros y nosotras, no ustedes, quienes tenemos que reeducarnos, desaprender, aprender otra vez y transformarnos -si es que queremos cambiar el mundo y criarlas en y para la felicidad-.
Transformarnos significa conocernos, abrir heridas, mirarlas a los ojos, ser conscientes. Significa también guardar en nuestro corazón todo lo hermoso que nos dio nuestra familia y sociedad y alejarnos -por difícil que sea- de todo lo que no nos suma.
Transformarnos es ser ambiciosos, es ir por más, y dejar de lado el “así me criaron a mí y aquí estoy”.
Transformarnos es reconocer nuestra responsabilidad cómo adultos para así liberarlas a ustedes. Es entender que somos nosotras y nosotros los dueños de nuestras emociones, los responsables de aceptarlas, gestionarlas y calmarlas para poder servir como co-reguladores y guías en el camino de los amores más grandes de nuestra vida.
Bonitas, las madres, padres y educadores que estamos dispuestos a pasar por este proceso somos quienes vamos a revolucionar la educación y cambiar el mundo.
Por ustedes y sus posibles futuras hijas e hijos, cualquier cosa.
Mamá
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