¡Hola, soy Pao! Estoy muy feliz de que estés acá.
Me llevó más de treinta y cinco años darme cuenta de que no era verdaderamente feliz. Impulsada por el vacío inexplicable que sentía en medio de una vida aparentemente abundante y exitosa, y con el temor de no poder enseñarle a mis hijas a experimentar una felicidad auténtica y perdurable, emprendí un profundo viaje para recuperar mi abandonado mundo interior reconectándome con mi ser esencial.
Ahora que encontré MI lugar en este vasto mundo, comparto mi camino, conocimiento y escritura para que otras madres despierten y aprendan a ser y cultivar almas realmente felices.
Te invito a abrir tu mente y tu corazón, a experimentar formas diferentes de vivir la vida, y alejarte del sendero trillado para honrar tu propio camino y, sobre todo, el de tus hijos.
¡Te recibo con los brazos abiertos!
CONOCE MARIPOSAS
Ahora entiendo que la historia de Mariposas empezó alrededor de mis treinta años. En ese momento, ya había marcado muchas de las casillas que soñé con alcanzar en la vida. Yo juraba que era feliz. Sin embargo, poco después, me di cuenta de que había perdido el horizonte, no entendía el significado de la felicidad genuina y, por tanto, me resultaba imposible enseñarles a mis hijas a experimentarla. Sin darme cuenta, estaba encaminando a mis pequeñas hacia la carrera de ratas de la que mi alma anhelaba escapar; las estaba criando como un molde más.
Pero la vida es tan perfecta, que ante mi terquedad, me regaló momentos de gran dolor y tres maestras que me mostraron el camino de mi DES-PER-TAR. Desde entonces me he convertido en experta en prácticas para la toma de conciencia, la transformación personal y, especialmente, el cultivo de almas auténticamente felices.
Cartas para mis mariposas
Desde septiembre de 2015, cuando supe que estaba embarazada por primera vez, comencé a escribir cartas para mis hijas. Al principio, les escribía sobre su vida cotidiana y del mundo que soñaba para ellas. Con el tiempo mis cartas abordaban la desmitificación de la educación tradicional y el camino que tomé para cultivar pequeñas almas realmente felices. Espero que mis palabras inspiren a mis Mariposas y a cualquier otra madre despertando a desviarse del camino tradicional y honrar el suyo.
Deep Travel, la forma real de conocer el mundo
Hijas:
¡Vayan a recorrer el mundo! Dense gusto conociendo lugares nuevos, comiendo platos diferentes, oyendo lenguas que no entienden. Asegúrense de no solo oírlas, sino de intentar entenderlas, al menos, algunas de ellas.
Dense la oportunidad de descubrir el escalofriante sonido de un tren rápido y disfruten ir a paso de caracol por la arena en un camello. Llenen sus memorias con imágenes de personas diferentes y reconózcanse a si mismas en las caras de ellos y ellas, porque, lo cierto es que, todos somos iguales.
Aprecien los lugares desordenados; son los más reales. No les huyan a los huecos, el alboroto y el tráfico. En lo posible, salgan de las rutas del turismo e intenten adentrarse en la realidad de los locales. Prueben algo preparado en la calle; lo peor que les puede pasar es que queden tiradas un par de días en la cama.
Conéctense con todas las posibles formas de vida; respeten lo que significa el progreso para los y las ciudadanas de los lugares que visitan. Vístanse siguiendo sus normas -estén o no de acuerdo- es la casa de otros y hay que respetarla. Aprendan sobre todas las religiones; seguro tienen algo que enseñarnos.
Ni se les ocurra irse sin haberle comprado algo a un artesano local; recuerden que los regalos más significativos son los hechos con las manos de la gente. No se pierdan los espectáculos de los semáforos; ahí conocerán la creatividad más pura.
Entréguense al arte de los países que visitan. El teatro, las canciones, historias y los libros, nos enseñan sobre su historia, tradiciones y cultura. Conozcan a los líderes y lideresas que hicieron posible su creación y libertad, y, si les mueven el corazón, súmenlos a su lista de héroes y heroínas.
Hoy, estamos viviendo esto los cinco; sin embargo, llegará el día en el que estén las tres en un carro sin GPS, perdidas, preguntándole a los locales que ruta tomar. Las imagino, una en el volante, otra con un mapa en la mano -lleno de anotaciones hechas por papá- y, la otra, sirviendo el mate. Ese día sonreiré sabiendo que lograron ser millonarias.
¡A llenar la memoria de experiencias!
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Lo que nos dicen los científicos y los sabios
Este lugar es sagrado. Aquí nos juntamos las madres que vivíamos de prisa, con agendas abrumadoras, y el cortisol a tope. Nos encontramos aquellas que, sin darnos cuenta, nos volvimos esclavas del estatus, la cuenta bancaria, las casas, las inversiones, los títulos y los diplomas. Aquí nos enfrentamos a nuestra propia arrogancia para finalmente reconocer que nuestros hijos son nuestros más grandes maestros. Reflexionamos las madres que, por un momento, nos comimos el cuento del éxito y encaminamos a nuestros pequeños, con la mejor de las intenciones, en una carrera frenética y agotadora. Aprendemos las que no teníamos ni la menor idea de lo que significaba el arte de vivir y, por ende, no sabíamos cómo cultivar almas verdaderamente felices. Pero, sobre todo, nos sentamos a escribir, a leernos y a escucharnos en las historias de las demás.